Hielo en el Alma
Hoy hace un año que una imprudencia de un automovilista sesgó tu vida en una autopista cuando ibas a buscar a tu hija al cole. Trescientas sesenta y cinco noches en las que el tiempo sin ti ha transcurrido despacio, con mucha dificultad, y en el que cada día, al recordarte, el aire se ha vuelto irrespirable y nada tiene sentido cuando habita hielo en el alma.
En cada brillo de la noche, en cada estrella del universo y en los pequeños recovecos de la cotidianidad compartida siempre me encuentro contigo Alberto y con todas las excelencias que nos dejaste antes de tu fatídica partida. Tengo la sensación que son más de diez mil lunas las que han pasado y alumbran este constante claroscuro que es la existencia tras ese horrible día de noviembre.
Tu familia crece rápida y sana, tu compañera (fuerte, admirable y siempre emotiva) mantiene vivo tu amor y presencia en cada rincón de la vida.
Tu legado de inteligencia, bondad y honestidad es el mejor de los obsequios que generosamente nos dejaste a quienes hemos tenido oportunidad de estar a un milímetro de ti.
Siempre te queremos, te quisimos y seguiremos amándote hasta que dejemos de respirar.
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